Ramiro Blasco, licenciado en Ciencias Ambientales y Biotecnología: “El CO2 de Andorra puede ser no tanto un problema como una oportunidad”
El ambientalista y bioquímico andorrano Ramiro Blasco está inmerso, a sus 31 años, en una tesis doctoral para convertir dióxido de carbono (CO2) en compuestos orgánicos de interés industrial y energético, desde combustible de vehículos hasta la industria alimentaria y farmacéutica. Investiga en Alemania y estas navidades aprovechó su visita a la cuenca minera para dar una charla en el Centro de Estudios Ambientales (CEA) Ítaca y explicar que, lejos de ser un problema, la contaminación que emite el carbón puede ser una oportunidad industrial y laboral para la zona.
- ¿Cómo acaba un andorrano en Alemania investigando para sacar valor añadido al CO2, del que tantas toneladas ha visto salir por la térmica?
- Estoy en Alemania haciendo la tesis de un doctorado en la Universidad de Girona, dentro del grupo de investigación LEQUIA (siglas en catalán de Laboratorio de Ingeniería Química y Ambiental). Dentro de este programa hay una posibilidad de salir al extranjero y elegí Alemania porque hay otro grupo que trabaja con sistemas bioelectroquímicos, que son los que estoy utilizando en mi tesis. Voy a estar con ellos seis meses y ya llevo tres.
- La tesis doctoral en la que trabaja trata de convertir CO2 en compuestos orgánicos de interés industrial y energético. ¿Cómo surge la idea?
- Buscamos alguna sinergia entre los dos grupos de investigación para mejorar la tesis. El grupo alemán no trabaja con CO2 específicamente pero sí con otros compuestos carbonados, con otras fuentes de carbono. Les planteé el hecho de utilizar CO2, les gustó la idea y estoy intentado hacer otros productos de mayor interés partiendo de CO2.
- Para que todo el mundo lo entienda, ¿en qué consiste exactamente su investigación?
- En síntesis, utilizamos microorganismos que son eléctricamente activos para que reduzcan el CO2 únicamente utilizando como fuente de energía la electricidad de origen renovable que aportamos al sistema. Utilizamos biorreactores adaptados para convertir el CO2 en moléculas más reducidas, de mayor valor industrial.
- ¿Qué consiguen con ello?
- Conseguimos una producción selectiva de carboxilatos y alcoholes de diferentes longitudes de cadena de carbono, moléculas relativamente sencillas a partir de las cuales hay industrias que son capaces de conseguir compuestos mucho más complejos y que tengan una utilidad directa y un valor en el mercado.
- Ponga algún ejemplo.
- Esta tecnología emergente es capaz de producir desde metano, que puede ser utilizado como combustible de vehículos o inyectado a la red de gas, a compuestos líquidos orgánicos de dos, cuatro y seis átomos de carbono, altamente demandados por la industria alimentaria y farmacéutica. Además, estos compuestos orgánicos son precursores de etanol, butanol y hexanol, tres potentes biocombustibles.
- ¿Cree que alguna de estas aplicaciones podría desarrollarse en la cuenca minera turolense, que vive un momento de máxima incertidumbre ante el cierre inminente de la térmica?
- Precisamente estas iniciativas son muy interesantes en zonas donde hay focos de emisión muy grandes de CO2. Es verdad que la investigación está en un estado muy embrionario y es complicado ver una empresa que se dedique únicamente a esto, pero a nivel de I+D+i sí puede ser que algunas empresas o industrias emisoras de CO2 a menor escala, como por ejemplo plantas de tratamiento de aguas, estén interesadas. Yo lo que veo es que Andorra es un foco muy grande de contaminación, pero este CO2 puede ser no tanto un problema sino una oportunidad. Es posible pensar que se puede seguir con la minería siempre y cuando pensemos en dar valor a estos residuos que tienen un impacto directo en el medio. Está en pañales, pero en un futuro habrá un compendio de tecnologías disponibles con impacto directo a nivel de producto y empleo.
- Entonces, ¿se ve trabajando en unos años en Andorra?
- Hacer investigación de primer nivel te obliga a estar fuera, pero se puede colaborar y hacer cosas en el terreno. No cierro puertas, estaría encantado de poder hacer investigación in situ en una planta piloto.
- El Gobierno de Aragón apuesta por crear un núcleo formativo y de investigación en energías renovables aquí.
- No tenemos soluciones y hay que buscarlas, y eso pasa por investigar. En Aragón estaría genial poder tener un centro dedicado a este tipo de desarrollos tecnológicos.
- ¿Considera que el Ítaca de Andorra está infrautilizado?
- Por su puesto. A día de hoy no se ha materializado la idea de poder tener una gran actividad ligada al medio ambiente allí. Hacen un esfuerzo muy grande, pero debería recibir más apoyos.
- La última iniciativa es precisamente el ciclo de charlas en el que jóvenes como usted, con estudios vinculados a Ciencias de la Tierra, cuentan en qué están trabajando.
- Es genial la idea de acercar la ciencia a zonas rurales y enseñar a chicos que están en Andorra que hay alternativas, que se sale de Andorra con una formación excelente y que después se pueden hacer cosas muy interesantes que pueden tener repercusión directa en el desarrollo de nuestra zona.