Síguenos
Mafalda Mafalda
banner click 244 banner 244
Elena Gómez

Siempre he sido muy fan de Mafalda. Mi viñeta favorita es esa en que la niña desfila con un arma de juguete hasta una papelera, la tira con una exclamación de asco y se gira preguntándose por qué no se procede así al desarme, si es tan fácil. Soñar con una humanidad que viva en paz y armonía, donde todos seamos iguales y no existan fronteras, es una utopía. La violencia, el espíritu de inmortalidad y el afán de supremacía son características inherentes a nuestra naturaleza, por lo que debemos ser realistas.

Las cosas en Oriente próximo llevan demasiado tiempo muy tensas y la situación actual es más preocupante que nunca. Un mundo globalizado y radicalizado no es el mejor escenario para una solución a corto plazo, y nos hace intuir que, si las cosas se complican, nos va a salpicar a todos. De un modo u otro, nos vemos atraídos por un conflicto que a priori no nos incumbe, pero que nos puede volver la vida del revés en el momento que a un loco se le ocurra dar una orden demasiado peligrosa.

Sin pretender que nadie entre en pánico, lo que tampoco comprendo es que en este país se frivolice de una forma escandalosa sobre este tema, tanto a nivel social como político. Ahora resulta que lo que ocurre en aquellos países está directamente relacionado con la izquierda y la derecha de Europa. Sí eres de izquierdas, obligatoriamente debes apoyar la causa palestina y defender la posición de Irán. Sin embargo, si eres de derechas te ves abocado a postularte a favor de la democracia de Israel. Como se suele decir, flipo en colores...

En mi opinión, y quiero pensar que en la de la mayoría de los seres racionales, nadie tiene derecho a matar a nadie en nombre de nada. El fanatismo religioso, el ansia de poder y los intereses económicos consiguen que personas inocentes sufran la destrucción, la muerte y el hambre. No hay justicia en ninguna de las acciones que se están llevando a cabo, por lo que deberíamos rechazar todo tipo de guerra, independientemente del color de nuestro voto.

Aunque sea una quimera, deberían existir más Mafaldas.