Síguenos
Virginia Mendoza, periodista y ensayista: Virginia Mendoza, periodista y ensayista:
Debate ha publicado el cuarto ensayo de Virgina Mendoza, 'La sed'

Virginia Mendoza, periodista y ensayista: "Todavía perdura la absurda idea de que se desperdicia el agua que los ríos vierten al mar"

La manchega afincada en Castelserás presenta su último ensayo, 'La sed', esta tarde de jueves en Santos Ochoa de Alcañiz
banner click 244 banner 244

La periodista y antropóloga manchega Virginia Mendoza (Terrinches, 1987), afincada en Castelserás, acaba de publicar La sed (Debate), su último ensayo tras Detendrán mi río (Libros del KO), Quién te cerrará los ojos (Libros del KO) o Heridas del viento (La línea del Horizonte), entre otras obras propias y colectivas. Hoy jueves presentará el libro en Santos Ochoa de Alcañiz, a partir de las 20 horas.

-¿Qué plantea ‘La sed’?
-Es un recorrido por la historia de la humanidad a través de la búsqueda del agua que siempre ha estado detrás de ella. Parto de la gran sequía de los 90, que en mi tierra se vivió con dramatismo, con periodos en los que solo había media hora al día de agua en el Campo de Montiel. Mis vecinos de Villanueva de la Fuente volcaron los postes del tendido eléctrico cuando descubrieron que había señoritos que se llevaban la poca agua disponible para regar sus mazorcas. Hilando esos recuerdos familiares reconstruye una historia mucho más general.

-¿Cómo de general? ¿Hasta dónde llega la huella del agua en nuestra historia?
-En una loma donde tenía la casa mi bisabuelo está el yacimiento de Las Motillas, un santuario solar que está considerado la primera sociedad hidráulica de Europa. Surgió en un momento de sequía extrema, que colapsó civilizaciones. En La Mancha alguien descubrió que en el subsuelo había agua, construyó las Motillas, que eran pozos fortificados, donde también se situaron silos de trigo y enterramientos. Estamos hablando de hace 4.300 años.

-La eterna escasez de agua... ¿ha sido un motor de desarrollo que nos obliga a espabilarnos, o un lastre recurrente?
-La sed es ambas cosas. El ser humano es hijo de la adversidad y la escasez, y muchos de los cambios más importantes que ha sufrido nuestra especie, de tipo metabólico, anatómico o social, han coincidido con épocas de aridez y frío. Ahora no lo vemos porque hemos alterado la Tierra y vemos calor y aridez, pero históricamente las sequías periódicas, los cambios climáticos a largo plazo, vienen asociados desde hace 3 millones de años a periodos de frío.

-La sequía de la que se habla en todos los ascensores no es una cosa de ahora...
-Son cíclicas, pero no siempre trascienden. Ahora la vemos muy presente en la prensa porque afecta a mucha más gente, pero cuando en los 90 afectaba sobre todo a los pueblos más pequeños casi nadie hablaba de ella. Pero la sequía está ahí y vuelve cada década, sus visitas serán cada vez más frecuentes, duraderas y con más huella, y no solo en España sino en todo el Mediterráneo.

Medio natural

-¿De donde le viene su interés por el medio natural y el agua en particular?
-Me crié en un pueblo y mi familia siempre ha estado vinculada de un modo u otro al agua. Pero el detonante fue mi anterior libro, Detendrán mi río, sobre la España sumergida. El libro está vinculado a un mapa online de pueblos sumergidos con sus historias. Dediqué muchos años a eso y descubrí la importancia de la España sedienta, sin la cual no tendríamos esa otra España ahogada por los pantanos.

-¿Fue necesario el sacrificio de todos esos pueblos anegados por los embalses para nuestra supervivencia?
-Es un tema complejo y con muchos matices como para dar una respuesta breve. Pero una cosa es cierta: muchas de esas obras hídricas no requerían el sacrificio que al final significaron, y el beneficio no fue para todos, como siempre se dijo. Es un tema complejo que parte de una falacia terrible. Esa que decía que España desperdiciaba el agua de sus ríos vertían en el mar. Como si el ciclo natural fuera lo mismo que un grifo abierto. No doy crédito, pero todavía perdura esa idea absurda.

-¿Seguiremos derrochando agua hasta que tengamos que pagarla a precio de perfume?
-El problema es que estamos completamente desconectados de la naturaleza, mucho más que nuestros abuelos, incluso con respecto al agua, pese a que la usamos todo el tiempo e incluso somos agua. Joaquín Araujo definió el cerebro y los ojos como un charco y dos gotas de agua, por su alta proporción en este líquido. Pensamos que solo gastamos el agua que sale de nuestro grifo, y no entendemos que hay un consumo invisible pero muy relevante, como el que se necesita para fabricar nuestra ropa o alimentos. Cuando conectamos un aparato eléctrico consumimos agua, cuando hablamos con un chatbox este bebe agua en cada respuesta que nos da... Creo que llegará el día en el que el agua se pague como un bien muy escaso o que vuelvan las guerras por el agua, que en realidad nunca se han ido. La primera guerra de la que se tiene constancia, Umma-Lagash, fue una guerra por el agua, por la tierra fértil que es casi lo mismo, hace 4.500 años.

-El ensayo vive en España una edad dorada en cuanto a ventas... ¿a qué se debe?
-Creo que influye mucho el cómo se cuentan las cosas. Yo he leído mucho ensayo que no tiene que ver con el libro académico lleno de datos, sino con la obra en la que alguien te cuenta historias que conectan contigo, que comparte la emoción que el autor sintió cuando descubrió algo. El ensayo antropológico puede ser tan cercano, divertido y emocionante como cualquier otra historia.