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Mariana Sández presenta su libro en Alcañiz. Alejandro Guyot

Mariana Sández: escritora: "Uso la narrativa para explorar los vínculos familiares, y cómo los padres construyen a los hijos"

La hispanoargentina, autora de 'La vida en miniatura', presenta la novela en la librería Santos Ochoa de Alcañiz
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Mariana Sández es una gestora cultural y escritora argentina afincada en Madrid que acaba de publicar La vida en miniatura (Impedimenta), una novela en la que vuelve a poner el peso nuclear en el personaje femenino de Dorotea Dodds y sus vínculos familiares. El próximo 17 de abril, miércoles, presentará su novela en Santos Ochoa de Alcañiz a partir de las 20 horas.

-¿Qué narra ‘La vida en miniatura’?
-Es una historia contemporánea, que termina en 2016, y que habla de una mujer, Dorothea, que hasta los 59 se ha dedicado a cuidar de sus padres y reemplazar a su hermano ausente, y a partir de esa edad le surge la posibilidad de dar un paso al costado, mandar todo al diablo y realizar un viaje. Un viaje que le lleva por diferentes lugares de Inglaterra y al mismo tiempo le hace reflexionar sobre cómo llegó a la situación en la que se encuentra, siempre postergando su propia vida para ocuparse de los demás.

-¿Cuál es el detonante?
-Es un viaje que realiza con sus padres a Inglaterra, donde vive un hermano de su padre que está enfermo. Allí conoce a su prima, un personaje luminoso que la impulsa a quedarse en Londres e iniciar su aventura. Pero el verdadero motor es que a punto de cumplir 60 años se da cuenta que quiere tener un trabajo propio, una vida propia.

-Su anterior novela, ‘Una casa llena de gente’, también gira en torno a un gran personaje femenino... ¿tiene paralelismos?
-Dorothea Dodds ya aparece en esa novela, apenas mencionada. Y ambas protagonistas tienen una vocación artística que no desarrollan por falta de autoestima, porque creen que no tienen talento para crear algo valioso.

-¿Cuál es esa vocación en el caso de la protagonista de ‘Una vida en miniatura’?
-La pintura. Su padre es un pintor inglés muy reconocido a nivel mundial, y aunque a ella siempre le ha interesado el dibujo y la pintura, crea en secreto. El personaje está inspirado en escritoras inglesas como George Elliot, Beatrix Potter, Emily Dickinson o Virginia Wolf. Muchas de ellas sentían mucho afecto por sus padres, casi mantenían un idilio, que en realidad era una relación tormentosa que las tenía sometidas bajo su sombra. Su capacidad creativa acababa muriendo o solo se desarrollaba en secreto por la influencia de su padre, y también por los condicionantes de la época, que muchas veces les llevaba a firmar con seudónimo masculino. El personajes de Dorothea representa ese mismo caso llevado al presente, a los tiempos actuales, que aunque en menor medida se siguen dando.

Novela de género

-Se trata de una novela de género en el sentido de que no funcionaría con un personaje masculino...
-Son menos frecuentes pero también hubo casos masculinos. L. S. Lowry fue considerado un pintor menor que solo tras su muerte, en 1976, fue reconocido como uno de los grandes pintores contemporáneos de Inglaterra. Y también tenía una relación parecida, tóxica y de sometimiento, con respecto a su madre. Él pintaba para calmar el ego y la ambición de ella, nunca satisfecha.

-¿Su novela es un llamamiento a la acción? ¿A la reacción contra lo establecido? ¿O se considera más bien descriptiva?
-Puede ser interesante que alguien la lea en clave de llamamiento a la acción, pero la novela es descriptiva. En todos mis libros lo que me interesa es el análisis de las relaciones emocionales y afectivas entre parientes y personas cercanas. Uso mis historias para tratar de entender cómo se construyen esos vínculos y ver cómo el comportamiento de determinados padres o madres repercute en cómo se construye la personalidad de los hijos. No solo por un padre dominante influyente como el de Dorothea, sino por su madre, indiferente y ausente en el sentido de ser incapaz de oponerse a la personalidad de su marido. También con el personaje de su hermano. En muchos casos todo se depositaba en el hijo varón, como el continuador legítimo de una familia, y a pesar de llevarlo a los mejores colegios y universidades en ocasiones terminaban siendo personas inútiles y disolutas, incapaces de hacer algo de cierto valor, mientras las mujeres sí lo hacía pero siempre a la sombra. Y también me gusta explorar el hecho de que los padres que influyen en sus hijos están a su vez influenciados por los vínculos que tuvieron con sus propios padres, como una cadena de influencias interminable.

-¿Qué tono predomina en su discurso? ¿El determinista, por cuanto solo somos producto de lo que nos precede, o el inspirador, en cuanto a que todo eso puede hacerse saltar por los aires aunque sea a partir de los 59 años?
-Creo que no le doy un tono concreto, y que según he sabido diferentes lectores la han interpretado de ambas maneras. Lo que sí tengo claro es que en mis novelas siempre aparece el humor, el sarcasmo, la sátira social y la ironía, y esta no es una excepción. Me gusta además la literatura del absurdo, en la que nos reímos de nuestras propias debilidades, en la que desdramatizamos el drama. En ese sentido creo que en La vida en miniatura es ambivalente; aparecen el drama y la risa al mismo nivel. Dorothea está determinada por sus circunstancias, pero también tiene las herramientas para poder salir de esa situación.

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