

Ojos Negros abre al público las salinas y amplía así su rico patrimonio industrial
El proyecto de rehabilitación ha supuesto una inversión de 200.000 euros del Fite“La sal se obtenía entre mayo y octubre, que es cuando se evapora el agua”
La Comarca del Jiloca anuncia otros proyectos tras la rehabilitación de las salinas de Ojos Negros
El Ayuntamiento de Ojos Negros reparará los daños provocados por la borrasca Herminia en el molino
Las salinas de Ojos Negros estuvieron en funcionamiento hasta la década de los 90 del pasado siglo, cuando todavía se extraía mineral para uso animal, y fueron un recurso para la población local durante siglos, ya que está constatada su existencia ya en época celtíbera. Ahora, la Comarca del Jiloca las ha restaurado a través de un proyecto, que financiado por el Fondo de Inversión para Teruel (Fite) ha supuesto una inversión de 200.000 euros.
La rehabilitación permite su visita ya que se han colocado paneles informativos en cada una de las zonas para que el visitante pueda saber cómo se lograba la obtención de la sal. El espacio estaba abierto ya antes, pero las estructuras amenazaban ruina y las eras para evaporar el agua, que ahora se han limpiado en una de las zonas, cubiertas por la hierba.
La explotación se abastecía de un pozo que, como explicó el experto en patrimonio industrial Fran Martín, era rico en cloruro de sodio. Especificó que los manantiales de agua salada aprovechan esa capa freática salina y disolvían la sal, para añadir que “esos pozos eran muy importantes a nivel histórico” por el valor que durante siglos tuvo la sal.
El funcionamiento de las salinas de interior es mediante la evaporación del agua, algo que se consigue con amplias eras empedradas sobre las que se colocaba una fina lámina hídrica que, con las elevadas temperaturas de los meses de primavera y verano, se desecaba, dejando el mineral listo para su retirada.

Las salinas de Ojos Negros fueron de las últimas en estar operativas en la provincia de Teruel, aunque en los últimos años el producto sólo se destinaba a uso animal y no a humanos.
La rehabilitación de las salinas se inició ya en el año 2007, cuando se llevaron a cabo trabajos para conservar las estructuras del edificio de la noria y algún otro. La segunda fase, que se acometió en agosto de 2024, ya ha servido para reforzar otras estructuras, limpiar y dejar visibles las balsas de evaporación y colocar carteles que permiten al visitante conocer cómo funcionaba esta industria tradicional. En ella se invirtieron un total de 200.000 euros obtenidos del Fondo de Inversiones de Teruel a través de la Comarca del Jiloca.
El consejero de Turismo del Jiloca, Diego Hernández, señaló que el proyecto completo está valorado en 800.000 euros e incluye la rehabilitación de diferentes espacios. El responsable comarcal matizó que actualmente están en proceso de desarrollo del Plan de Sostenibilidad Turística en Destino y quieren incluir una partida para recuperar el acueducto y consolidar las balsas de mayor tamaño y el suelo del almacén.
Además, aunque ahora se puede visitar una zona de las balsas de evaporación, esta es sólo una mínima parte del conjunto, que era mucho más amplio. En su origen contaba con un muro de seguridad perimetral e incluso había un vigilante de forma continuada para evitar robos dado el valor que el producto que se extraía tenía en el mercado.

Por otro lado, el técnico de Patrimonio abogó por la conveniencia de realizar excavaciones arqueológicas en el yacimiento celtíbero que hay en las inmediaciones de las salinas con el fin de ampliar la información sobre las mismas en esta época histórica. Relató al respecto que los celtíberos obtenían la sal introduciendo agua en grandes ollas de barro que luego rompían para extraer el bloque de mineral.
A la inauguración este jueves en las propias salinas acudió también el presidente de la Comarca del Jiloca, Javier Hernández, y la diputada delegada de Turismo, Marta Sancho, quien subrayó que se trata de una propuesta que “enseña la forma en que se vivía y es un recurso turístico que siempre es bienvenido a la hora de ofrecer un surtido más extenso en el conjunto provincial”.
Para extraer el agua del pozo, que todavía se conserva, había en sus inicios una noria de cangilones cuya rotación se lograba con una caballería. Posteriormente, se sustituyó por un sistema de cadenas que elevaba el agua por succión y, ya en el siglo XX, se colocó un motor. Sin embargo, a finales del siglo XIX, con la liberación de los privilegios reales sobre las salinas, las explotaciones de interior perdieron interés puesto que las costeras eran más productivas y, poco a poco, fueron desapareciendo.
Se trata de un oficio que muy poca gente en la actualidad conoce y en Ojos Negros es posible ver todo el proceso con la visita a las propias salinas y a los materiales y un vídeo documental que se exhibe en el torreón. En este sentido, el alcalde, Rafael Esteban, especificó que el objetivo es continuar acondicionando las salinas y reconstruir el almacén para que albergue un centro de interpretación de las mismas porque “ahora está todo el material expuesto, pero en el pueblo y, por tanto, descontextualizado”. El alcalde explicó que en principio la visita a las salinas será libre, pero no descartan hacer recorridos guiados para grupos y escolares.

Molino y minas de hierro
Ojos Negros es un lugar de visita obligada para todo aquel que quiera acercarse al patrimonio industrial de la provincia de Teruel al contar con las antiguas minas de hierro y el único molino de viento de la provincia, aunque sus aspas están rotas desde una tormenta ocurrida el pasado mes de febrero. Desde ayer, sus recursos se han incrementado con las salinas.
En este sentido, Diego Hernández comentó que el entorno de Sierra Menera resulta muy atractivo para todas las personas interesadas en el patrimonio industrial de la Jiloca y la ampliación de lugares para visitar convierten a esta zona comarcal en un lugar idóneo “para pasar un día interesante” en torno al patrimonio.

El acueducto se recuperará
El agua se trasladaba desde el pozo hasta las balsas grandes, donde permanecía almacenada, a través de un largo acueducto donde los pilares de piedra, la mayor parte de ellos todavía en pie, trasladaban el agua por canales de madera. Uno de los tramos todavía se puede ver y da idea de la monumentalidad de este elemento, que era clave para desplazar el agua del pozo hasta los espacios de almacenaje. Esta es una de las acciones que desde la Comarca del Jiloca tienen previsto acometer en un futuro, junto con el refuerzo de esas dos grandes balsas. También se quiere consolidar el suelo del almacén, que está situado en una esquina de las salinas y cuyo edificio está prácticamente derrumbado.
Los responsables de la institución comarcal precisaron que quieren habilitar desde el Plan de Sostenibilidad Turística una partida para puesta en valor del patrimonio.