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Memoria perdida, memoria pervivida Memoria perdida, memoria pervivida
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Memoria perdida, memoria pervivida

Bajo el título genérico Duelos y Quebrantos, el edificio de Bellas Artes del campus universitario de Teruel acogió la segunda de las exposiciones colectivas del ciclo Especies de Espacios que se desarrollan los estudiantes de la asignatura Metodología de Proyectos y Espacios.

Con la coordinación de la profesora Silvia Martí Marí, los alumnos Irene Aguilar Ferrer, Clara Amor Franganillo, Estefanía Bayod Serrano, Laura Chueca Segura, Marta Corella Gaspar, Isabel Felipe Toledo, Daniel Jiménez Tena y Gabriela Olivas Robledo han construido una colectiva que ocupa la sala de exposiciones del recinto y parte del vestíbulo principal. El nexo común entre las ocho muestras es la historia, su pervivencia a través de la memoria y de los documentos y también su pérdido o su origen en ocasiones incierto. Toma su título, Duelos y Quebrantos, de un popular plato manchego que reseñó Cervantes en el Quijote, cuya historia y origen precisamente es misterioso, ya que aunque existen numerosas teorías ninguna se admite como auténtica de forma unívoca.

Isabel Felipe apela con Restos de Memoria a la versión histórica y dolorosa de la misma. Su instalación consiste en una estructura de hierro y madera que sujeta tres placas de calles con el nombre de militares franquistas que siguen conservándose en varias localidades turolenses. El público es invitado a atravesar la estructura para sensibilizar acerca del duelo que las víctimas del franquismo y sus familiares cuando recorren estas calles.

Por su parte, Irene Aguilar reflexiona en Reminiscencia sobre el abandono y trata de rescatar del olvido fragmentos de la historia condenados a perderse. Presenta once fotografías de lugares abandonados ubicados en el Bajo Martín, junto a algunos objetos que aparecen en ellas o que se encontraban en los lugares donde fueron tomadas.

También como reivindicación de la memoria funciona 9.328 Spaniers, de Laura Chueca. La instalación está formada por unas vías de tren situadas en el centro de la sala atravesadas por un fragmento de muro realizado en ladrillo, que recoge una serie de grafitos y frases vincualdos con el campo de concentración de Mauthausen (Austria), donde fueron asesinados muchos de los 9.328 spaniers, nombre que recibían los prisioneros españoles, que acabaron en ese campo nazi durante la segunda guerra mundial. La muestra la completan una serie de testimonios sonoros con las vivencias de alguno d eestos prisioneros supervivientes, que pueden escucharse a través de unos auriculares.

Por su parte, Clara Franganillo presenta Acoso y derribo. Interesada por la mitología celta y griega, que habitualmente mezcla elementos animales y humanos, presenta una serie de bustos femeninos que portan diversas cornamentas, colgadas a modo de trofeos de caza. A través de esa dualidad entre mitificación y trofeo, la estudiante quiere representar la concepción que se tiene de las mujeres, en el arte y en ocasiones en otros ámbitos de la vida, como criaturas fabulosas, bellas y fuente de inspiración, como si de seres fantásticos o ideales se tratara. Para Amo, esta concepción aparentemente bonita e inocente resulta peligrosa y deshumanizadora, pues transforma a la mujer en un objeto de contemplación y de deseo sexual, siendo anulada como sujeto y convertida en presa.

Retales, de Estefanía Bayod, consiste en un traje o túnica creada con restos de telas sobrantes de trabajos textiles de patchwork realizados por su madre, con pequeñas inscripciones de fechas reflejados en ellas. Bayod reflexiona con la obra sobre la necesidad de construcción del individuo a través del calor materno y la seguridad. La autora pone además al mismo nivel su obra y la de su madre, al combinar su túnica con modelos de trajes tradicionales realizados por la segunda.

También en el ámbito de la discriminación por cuestión de género se mueve Visibles, de Gabriela Olivas. Su propuesta consta de tres esculturas en madera de cerezo y alambre que da forma al dibujo de una onda sonora, que hace las veces de huella digital musical.

Las esculturas están basadas en temas de música electrónica compuestas por tres DJ’s españolas, Fátima Hajji, Cora Novoa y Pelacha. Son tres de las mujeres DJ’s más reconocidas a nivel nacional, pero Olivas hace hincapié en que rara vez las mujeres gozan de popularidad en un ámbito, la música electrónica, habitualmente muy machista. Completa la exposición la trayectoria musical y una breve biblografía con aplicaciones y páginas web para descargar y escuchar online los trabajos de las tres DJ’s.

Un concepto similiar es que desarrolla Marta Corella con Olvidadas, una instalación que combina los retratos de tres mujeres artistas del siglo XX, con juego de luces y reflejos y la necesidad de la participación del espectador para acceder a la parte interior de la instalación, donde hay un esquemático recorrido por la historia del arte del siglo XX y el papel de las mujeres artistas durante esa etapa.

Los retratos están hechos con técnicas diferentes para presentar las diferentes personalidades de las artistas seleccionadas y están montados en madera, con cierre de metacrilato espejado.

Por su parte, Daniel Jiménez presenta en la colectiva Sobre blanco, una serie de objetos cotidianos pintados de blanco formando un bodegón sobre una peana. Del techo cuelgan tres botes blancos llenos de sirope de fresa, caramelo y miel que gotean sobre este bodegón creando líneas sobre los objetos.

Sobre blanco es una interpretación del género pictórico tradicional del bodegón, de modo que son los propios objetos que lo forman los que se convierten en el lienzo. La técnica sufre una transformación tanto en el material, sustituyendo el oleo por la miel o el sirope, como en el propio género, ya que abandona la pintura para convertirse en escultura. Sin embargo esta interpretación no desvirtúa la memoria de la técnica tradicional sino más bien al contrario;?la homenajea.