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Fragilidad emocional

La psicóloga Pilar Calvo, perteneciente al Consejo General de la Psicología de España, dijo recientemente, si mal no recuerdo, que mientras las generaciones anteriores erán más resistentes a las adversidades de la vida, la fragilidad emocional es un rasgo de personalidad creciente en la sociedad actual. Y esto me lleva a pensar que quizá la posibilidad de no hacer deberes escolares hace que los pequeños se sientan menos frágiles y más tranquilos, sin estrés alguno. No sé. Lo que sí sé es que mi capacidad de asombro ante esta texitura, la de no hacer deberes, está casi satisfecha para siempre jamás. No recuerdo si ya lo he dicho aquí alguna vez pero sí suelo comentar alguna vez con amigos que, si bien aprender matemáticas a tortazo limpio, como me pasó a mí, no es de recibo, tampoco creo que uno pueda adentrarse en el universo de los números si antes no practica o atiende a conciencia las explicaciones. Sería maravilloso que las materias entraran así, como por arte de birli birloque, esperando en la candidez del hogar al calor de una familia protectora hasta extremos. Si los psicólogos detectan ya que estamos en contacto con generaciones de gente que se derrumba ante la primera contrariedad, mal vamos a ayudarles intentando quitarles todos los obstáculos, salvo que queramos que nos tomen el relevo oleadas de jóvenes déspotas, soberbios y exigentes en grado sumo sin dar nada a cambio de sus pretensiones. No soy experto en educación ni mucho menos y, por lo tanto en este asunto uno intenta razonar con cierto sentido común. No considero bueno que una tarea ingente ocupe a los chicos una vez acabado el horario escolar pero tampoco es de recibo que los pequeños no tengan alguna atadura académica que les vaya entrenando en la metodología del esfuerzo. En el término medio creo que está la solución más adecuada. No soy educador pero sí padre e intento que mi hijo vaya asumiendo que nadie le va a regalar nada y que la responsabilidad es compañera de viaje vital y que los deberes son eso, deberes. Su abuela ya le dice que nadie da duros a cuatro pesetas.