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Bob Dylan no contesta. Hace ya cuatro días que desde la organización de los Nobel intentan ponerse en contacto con él, pero no contesta. Yo creo que estará en sus pensamientos, en sus quehaceres y no habrá visto las llamadas perdidas. A mí me pasa a veces. Te quedas ensimismado en alguna idea y resto del mundo desaparece. Por eso, yo creo que Dylan está concentrado en algo y en lo que menos piensa es en coger el móvil, Además, igual pasa de contestar porque sabe que es conferencia transatlántica y eso, o llamas con el WhatsApp, o cuesta un pastón. Yo también estaba ayer en mi nube. Concretamente me subí allí a reflexionar sobre lo fascinante que me parecía que mi chaqueta verde, que la tengo desde enero, tuviera bolsillos. Lo descubrí ayer y me quedé maravillada. Tan maravillada que se me olvidó cómo se suben las escaleras. Apunte feminista: Las mujeres no podemos hacer varias cosas al mismo tiempo. Esto es una leyenda urbana que les ha servido a los hombres para que nosotras nos ocupáramos de varias tareas a la vez. Bueno, pues allí estaba yo, en el Ayuntamiento de Teruel, subiendo las escaleras con las manos en mis bolsillos nuevos y, de repente, el pie izquierdo falló. No apoyó correctamente en el escalón y me fui al suelo. Fue un guarrazo con todas las letras. En milésimas de segundo vi como se aproximaba el suelo y no podía hacer nada… Recuerden que tenía las manos en los bolsillos y no pude amortiguar el golpe. Mi rodilla izquierda y mi muslo derecho recibieron los mayores daños. Intenté liberar mis manos para no parecer una sardina en apuros, pero fue imposible. Lo cierto es que fue menos de lo que había previsto en esas milésimas de segundo ya que me vi con la barbilla en uno de los escalones. Pues eso, señor Dylan. Baje ya de su nube y conteste a estos señores suecos que le han reconocido su trabajo ¿literario? y dígales sí va o no a recoger el premio, más que nada, para que no le pongan plato, que ser Dylan no le exime de ser educado.