Más de medio siglo durante el que Luis Górriz aprendió a pintar su propia alma
Dieciséis años después de la última exposición del pintor turolense Luis Górriz en su Teruel natal, mañana sábado se inaugurará en la Escuela de Arte de Teruel, precisamente el lugar donde comenzaron a hablar sus pinceles, una muestra retrospectiva que repasará la evolución de su obra.
El acto, que tendrá lugar a partir de las 19.00 horas, contará con la presencia de alguno de los familiares del pintor, que nació en Teruel en 1930 y falleció a finales de junio de 2014 en Madrid, donde estaba afincado.
A pesar de que Górriz vivió y pintó en la capital de España durante la mayor parte de su vida, su vínculo con Teruel siempre estuvo muy latente en su trabajo y en su corazón, y esta muestra retrospectiva, en la que podrán verse 35 óleos y dibujos, quiere poner precisamente de manifiesto esa relación.
Los cuadros expuestos repasan en buena medida la evolución de la técnica pictórica de Górriz, que aunque se consideró sobre todo figurativo y paisajista no mantuvo su sensibilidad anclada. En sus comienzos fue un pintor muy academicista, influido por la Academia de las Bellas Artes de Madrid, buscando el ultrarrealismo, pero poco a poco fue derivando hacia una pintura cada vez más sencilla y transparente, más minimalista y más personal, que conforme pasaron los años se fue convirtiendo cada vez más en un reflejo de la propia personalidad del artista.
"Su pintura era pura paz, trasparencia y autenticidad", explica su viuda Esther Figuera. "Era un calco de su personalidad, porque él era así. Mirar un cuadro suyo era mirar su alma".
De las 35 obras que podrán verse entre mañana y el próximo 31 de septiembre, una de las más tempranas es un retrato realizado en 1950 de la turolense Mari Carmen Hernández, cuando ella contaba 10 años y el pintor 20. El resto de cuadros describen su evolución a lo largo del más de medio siglo largo durante el que siguió pintando de forma muy activa. En torno a 2005 la enfermedad le impidió mantener su ritmo creativo, "aunque jamás dejó de pintar", asegura Figuera.
Apasionado de Teruel
La pasión de Górriz por la pintura fue precoz, ofreciendo su primera exposición en 1946, a los 16 años. Al año siguiente ingresó en la Escuela de Artes y Oficios de Teruel, hoy Escuela de Arte, y en 1950 inició sus estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de Madrid. Inició entonces su etapa madrileña, pero su vinculación con Teruel le llevó a ser uno de los más reputados expertos en la techumbre de la Catedral de Santa María de Mediavilla, y un firme defensor de la promoción y la protección del patrimonio mudéjar de la ciudad.
Es posible ver obras de Górriz en la provincia en los murales de la iglesia de Perales de Alfambra o Terriente, además de sendos cuadros en la iglesia de los Franciscanos (Santos Mártires de Teruel) y en el convento de las Carmelitas (Santa Teresita), en la capital turolense.
También la historia de Isabel de Segura y Diego de Marcilla despertó siempre su interés, hasta el punto de ser su pregonero en la edición de las Bodas de Isabel de 2005.
Autor:Miguel Ángel Artigas Gracia Teruel