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“Los archivos digitales que no estén en papel no llegarán a nuestros descendientes”

Jorge Civera es un rubielano aficando en Valencia

Jorge Civera es un rubielano afincado en Valencia, bibliófilo y aficionado a la paleoescritura. Junto a su paisano David Montolío y Rosa Briso es responsable de Una biblioteca mágica, exposición de libros de los s. XV al XVIII relacionados con la brujería y la protociencia que puede verse en la iglesia parroquial de Rubielos de Mora hasta principios de septiembre.

Jorge Civera es un rubielano afincado en Valencia, bibliófilo y aficionado a la paleoescritura. Junto a su paisano David Montolío y Rosa Briso es responsable de Una biblioteca mágica, exposición de libros de los s. XV al XVIII relacionados con la brujería y la protociencia que puede verse en la iglesia parroquial de Rubielos de Mora hasta principios de septiembre.

- ¿Qué es eso de la bibliofilia y la paleoescritura?

- La bibliofilia es la pasión y el coleccionismo de libros antiguos, raros o valiosos. Una pasión que incluye el objeto en sí y también el tema tratado en él. Si el libro es anterior al s. XV y por tanto está escrito a mano, entonces entra en juego la paleoescritura, que consiste en saber interpretar la caligrafía de cada época y las abreviaturas para leer los textos

- ¿Cómo está yendo "Una Biblioteca Mágica" en Rubielos?

- Muy bien. La está viendo gente de toda España y está interesando. La gente va comprando el catálogo o el DVD para colaborar, porque ese dinero se destinará a la Asociación de Amigos de la Colegiata de Rubielos para arreglar sus problemas estructurales que tiene después de casi 400 años de vida.

- ¿De dónde le viene la afición?

- Desde pequeño ojear libros ha sido siempre mi afición. Y al libro antiguo me aficioné a raíz de una feria que se hace en Valencia. A base de ver sus tapas de pergamino, el tacto de las páginas, las marcas de impresión o el olor descubrí que el objeto en sí mismo también puede tener mucho valor.

- ¿Da más importancia al continente o el contenido?

- Indudablemente la bibliografía tiene un punto fetichista con el libro en cuanto a objeto, porque es raro y difícil de encontrar. El hecho de tener en la mano un libro del siglo XVIII que leyó alguien con peluca me parece muy sugerente;?tiene mucho encanto ojear unas páginas que ha ojeado alguien 200 años antes que tú, porque es como viajar en el tiempo. Sin embargo lo que cuentan también me interesa mucho. Tengo muchos muchos de historia y de ciencia. Y?ver cómo tenían que trabajar los ilustrados en esa época es apasionante

- ¿Tiene una época preferida en cuanto a los libros?

- Sobre todo la ilustración y el siglo XVIII, aunque siempre he necesitado comprender lo que había pasado antes de esa época. Así que tengo muchos libros preilustrados, en los que los protocientíficos nos van encaminando hacia el empirismo y la ciencia pero de forma muy balbuceante. Hay muchos ejemplos de esos libros en la exposición.

- ¿Cuál es el libro más raro o valioso de los que posee?

- Creo que es Teatro del tiempo y del mundo, del cosmógrafo Juan Pablo Gallucio, impreso en Granada en 1606. Está basado en una obra italiana de 1588 y es el primer atlas en el que aparece el cielo cartografiado. Tiene unas setenta figuras móviles que se giran para mostrar los diferentes mapas, y era un libro técnico destinado a geógrafos o navegantes.

- ¿Dónde se consiguen esos volúmenes?

- Hay muchas casas de subastas y librerías de viejo. En Teruel no existen, pero en Zaragoza está Luces de bohemia y alguna más, y en Valencia también hay. Son librerías de anticuario que se dedican a buscar libros, que su origen pertenecieron a estudiosos, religiosos, familias nobles... Abderramán III, Menéndez Pidal o el hermano de Cristobal Colón fueron grandes bibliófilos, y a través de ellos y de otros muchos como ellos esos libros nos han ido llegando

- No será una afición barata...

- No lo es, pero hay de todo. Yo llevo 30 años para conseguir una colección de unos 100 ejemplares, quizá. Recuerdo un ejemplar único, La empresa malograda, un libro pequeño de unas 40 páginas que reflejaba la guerra de secesión española que compré en Londres por solo 150 euros. Y por otro lado hay libros que alcanzan precios inalcanzables.

-¿Abundan las falsificaciones?

- No, porque falsificar las marcas de agua del papel antiguo, las tipografías, las encuadernaciones o los relieves es tan complicado que costaría mucho más la falsificación que el original, a no ser que estemos hablando de un libro carísimo de gran valor histórico.

- ¿Quedan todavía por ahí libros sin catalogar? ¿Pequeños tesoros que nadie sabe que están ahí?

- Todavía hay particulares que guardan libros de sus antepasados. Seria interesante hacer un proyecto de catalogación de todos estos libros, por eso yo siempre animo a que si alguien tiene libros antiguos los lleve a una librería anticuaria, porque podría ser algo importante y ni siquiera saberlo.

- A través de Google Books y otras plataformas uno puede leer gratuitamente desde su casa libros del siglo XV... ¿Esto acabará con el coleccionismo?

- No. A nivel de investigación esto es muy importante porque se puede acceder a información que antes era muy costosa, pero el coleccionismo es otra cosa. Si tú eres aficionado a las pinturas del XIX, disfrutarás con los cuadros, no con las imágenes que veas de ellos en internet

- ¿Cómo serán los bibliófilos dentro de 500 años?

- No lo sé. Pero lo que sí sé es que todo lo que está guardado en la nube, en discos duros o en otros soportes digitales se perderá irremediablemente, antes o después. ¡Si ya casi es imposible ver una película en Beta de hace solo 30 años! Las fotografías y los documentos que queremos que les lleguen a nuestros descendientes tendrán que estar en papel u otro formato físico. De otro modo se perderán

Autor:Miguel Ángel Artigas Gracia Teruel