Síguenos

Manuel Orea: “Me dedico a hacer cuadros de tipo realista, como si fuese un fotógrafo”

Manuel Orea posa delante de uno de los cuadros que ha expuesto estos días en Fortanete.

Manolo Orea Monterde, de 70 años, hijo de Fortanete, acaba de exponer en la localidad una muestra de su pintura bajo el título Soñando desde la madurez.

Manolo Orea Monterde, de 70 años, hijo de Fortanete, acaba de exponer en la localidad una muestra de su pintura bajo el título Soñando desde la madurez. Por ella que han pasado todos los vecinos del pueblo y muchos de los alrededores

¿Cómo fue su acercamiento al mundo del arte?

Desde pequeño siempre destacaba en la clase de dibujo y ya entonces soñaba con ser un Goya o un Velázquez, ya ves, sueños irrealizables, por supuesto. A mí me hubiese gustado estudiar Bellas Artes, pero alguien aconsejaba a mis padres que con el arte se pasaba mucha hambre, total que me dijeron que tomase otro camino, entonces eran los padres los que decidían si ibas a estudiar una cosa u otra. Pero a pesar de todo yo siempre dibujaba, de una forma autodidacta si quieres, pero el dibujo nunca lo abandoné, y tuve la suerte de entrar en la empresa Pikolin, al principio de administrativo, pero luego se creó una agencia de publicidad y llegué a ser la piedra básica, y eso me permitió dibujar comercialmente y publicitariamente, que era lo que menos me gustaba pero daba de comer, y así ha transcurrido toda mi vida laboral. Ahora que soy pensionista ya hago lo que quiero porque ya no tengo que pintar para comer, así que me dedico a hacer cuadros de tipo realista, como si fuese un fotógrafo, pero basándome sobre todo en el dibujo, que aquí es fundamental. Has de ser buen dibujante para poder hacer retratos, por ejemplo.

Ha hecho algo de comic también, ¿siempre para la empresa Pikolín?

No. Cuando tenía 18 años entre en una editorial francesa que estaba en Zaragoza y ahí empecé a aprender. Mi principal maestro fue Alex Raymond, que era el dibujante de Flash Gordon y Rip Kirby, entre otros, y se trataba de copiar, copiar y copiar, y así llegabas a dominar los esbozos, las formas de los personajes. Llegué a hacer un par de comics, uno de hazañas bélicas y otro policiaco, pero de aquellas maneras. Se los llevaban a Francia y ni siquiera tenemos ningún ejemplar, y la verdad es que nos pagaban muy mal. Al final el estudio se cerró. Eso fue una experiencia, y otra fue qué a los 22 años o así me fui a Francia, engañando un poco a mis padres, con la intención de instalarme en Montmartre, porque había oído hablar de allí, había leído muchos libros de impresionistas y me había creado un sueño. Entonces pasar la frontera era una verdadera aventura. Cogí una carpeta, la llene de dibujos, retratos que solía hacer, y me fui a Montmartre. Pensaba, voy, me instalo, empiezo a hacer retratos y tiempo al tiempo. Crucé la frontera pensando que con mi francés de la escuela iba a dominarlo, pero la verdad que no entendía nada más que buenos días y buenas tardes, y allí en Montmartre vi que aquello era un coto cerrado, que no había forma de meterse, y me volví a casa otra vez. (Risas)

¿Qué estilos, que movimientos, que pintores le han influenciado?

Me han gustado siempre los impresionistas, pero mi estilo es realista. Siempre me han fascinado los clásicos, casi todos.

¿Qué temas son los que más trabaja?

El retrato sobre todo, también porque en mi segunda etapa era fotógrafo y hacía también mucho retrato, pero me ha gustado hacer los retratos con los pinceles. De vez en cuando pintó paisajes y marinas, que me encantan, pero en general retratos. Siempre lo he hecho, tengo retratos a carboncillo, de esos habré llegado a hacer más de doscientos en aquella época. Trabajaba fuera de la empresa y siempre había estudios que me encargaban retrato. Hoy es distinto, con los medios actuales que tenemos, con esa invasión de cámaras, de móviles y demás nos ha dejado un poco arrinconados.

No se lleva usted muy bien con las nuevas tecnologías…

Yo viví la transición. En Pikolín tuve que aprender todo lo que era diseño por ordenador, incluso tuve que hacer de profesor a los empleados del departamento de publicidad, pero si yo hubiese tenido un hacha hubiese destrozado todos los ordenadores, de verdad (risas) Porque eso ha sido un poco el fin de ciertas profesiones, entre ellas la nuestra. Yo por ejemplo en Zaragoza me cotizaba bastante a la hora de hacer retratos, folletos publicitarios, y se llegaba a ganar bastante dinero, pero llegó un momento en que las cámaras digitales ya estaban al alcance de todo el mundo, ya no hay que estudiar fotografía como antes, que yo tuve que estudiar y examinarme en Madrid y obtener mi licencia, ahora cualquiera cree que está capacitado para hacer fotos y las empresas no invierten tanto en eso, ya no es lo mismo.

Aunque siempre trabajó en Pikolín, ¿tenía aparte otros trabajos?

Si, tenía un estudio aparte, ten en cuenta que tengo cinco hijos, y aparte de la empresa pues tenía que trabajar en el estudio. He trabajado las artes gráficas de manera artesanal y he vivido toda la transición tecnológica. A veces me dan ganas de escribir sobre todo eso…

¿Es su primera exposición en Fortanete?

Así sería, sí, no sé si habrá alguna más. Si Dios me da salud pues sí que habrá alguna más.

¿Conocían su trabajo en el pueblo?

Aquí hecho siempre alguna colaboración. Por ejemplo los paneles de la cárcel, el Centro de Interpretación de los Pinares, la fuente que hay aquí delante en la plaza cuando se inauguró el GR 8, y alguna cosa más. Ahora tenía ilusión de hacer esto, muchos se han llevado una sorpresa porque no sabían que me dedicaba a esto, y ahora más o menos pues todos me conocen. 

¿Qué cuadro de la exposición ha llamado más la atención?

La panorámica de Fortanete con las amapolas delante, el cuadro del Cid, el de mi hija María en un campo de margaritas, dónde las de primer plano están detalladas pero luego que se van difuminando en tamaño en nitidez, y el de los barcos de la Batalla de Trafalgar.

Usted ha dicho antes que le aconsejaron sus padres que no podría vivir del arte, ¿hoy cree que se podría vivir?

No, no se puede. Yo he conocido a pintores muy buenos, de renombre en Aragón, de primera línea, que trabajaban pues como yo, es decir, además de pintar trabajan en una empresa de artes gráficas haciendo portadas de catálogos o lo que sea. Siempre han necesitado comercialmente de un extra para tener una vida más o menos digna. Unos pocos sí que lo consiguen, pero eso es como todo como los tenistas, hay una docena que si que ganan mucho dinero pero el resto no ganan nada.

¿Ha hecho otras exposiciones recientemente?

Sí, en Zaragoza hice una hace tres meses. Cuando empezaba sí que hice alguna exposición, obtuve algún premio, pero ya me pase a lo comercial, a lo publicitario. Me hubiese gustado dedicarme a esto de por vida, pero no pudo ser y ahora ya es un poco tarde.

Y actualmente, ¿en que está trabajando?, ¿tiene algún cuadro empezado?

No, me he tomado unas vacaciones. Acabé hace un mes el del Cid y me he venido al pueblo y luego ya veremos. Seguiré con alguna recreación histórica, ahora estoy pensando incluso en ver si puedo conseguir pintar un cuadro donde aparezca el Fortanete medieval. La historia me gusta mucho.

Autor:Cristina Mallén Fortanete