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“La sociedad sigue teniendo mucho miedo a las exhumaciones de la guerra”

Javier Ruiz esta semana en Argente, donde ha participado en una exhumación

Javier Ruiz es arqueólogo y miembro de la asociación de memoria histórica Charata de Uncastillo.

Javier Ruiz es arqueólogo y miembro de la asociación de memoria histórica Charata de Uncastillo. Fue uno de los voluntarios que ha participado en la exhumación de dos víctimas de la guerra civil en el término municipal de Argente, que sacó a la luz esta semana a las personas que buscaban y que fueron asesinadas en agosto de 1936. Considera que este tipo de iniciativas no deben parar a pesar de que ha desaparecido la financiación para hacer las excavaciones

- ¿Cuánto tiempo lleva excavando fosas de la guerra civil?

- La primera creo que fue en el año 2011 en Los Pintanos con la Asociación Arico. Había estado antes también en otra, pero vamos fue esta de 2011 y después con Arico y con Charata he hecho seis exhumaciones en la provincia de Zaragoza.

- ¿Qué diferencia a estas excavacaciones arqueológicas de otras?

- Fundamentalmente la principal diferencia es que al ser algo tan reciente los familiares los tienes aquí en la fosa y están buscando a un familiar, a los que conocieron. La diferencia de excavar una fosa de la guerra es la parte humana, porque no es lo mismo buscar a un romano que no sabes quién es, que estar buscando a una persona con nombres y apellidos y que estás rodeado por la familia y que te cuentan cosas y anécdotas, además de mostrarte fotos

- ¿Cómo afecta eso en el trabajo?

- Hay más sensibilidad. Técnicamente hacemos lo mismo, pero aquí siempre tienes más gente a tu alrededor y tiendes a tratar con más cuidado los restos. Y eso también pasa con los familiares, porque sabes quiénes son las personas que están en la fosa

- También cuentan con una ayuda documental importante.

- Sí, a veces tienes mucha información porque a veces investigando en archivos te sale mucha documentación, o si no la que te aporta la familia con fotos y documentos. A veces también te encuentras fosas en las que no hay ningún tipo de documentación, que depende de los testimonios orales y casi no encuentras de primera mano sino de segunda o tercera, que van variando y a veces te desorientan

- ¿Se identifican en la mayoría de las veces las personas a las que corresponden los restos?

- Nosotros en las últimas que hemos hecho hasta ahora sí. En los últimos años los estudios genéticos han evolucionado mucho. Antes había muchos que no se podían identificar y ahora sigue habiendo cuerpos que no se consigue sacar ADN, pero en otros mucho más que hace unos años y eso facilita la identificación de las personas

- ¿Por su experiencia, cree que la sociedad empieza a asumir este tipo de exhumaciones?

- La sociedad en general sigue teniendo a las exhumaciones mucho miedo. Hay diferencia entre los pueblos y las ciudades, ya que en estas la cosa ha evolucionado y se ha olvidado más. En los pueblos en cambio lo siguen teniendo presente y es muy complicado ir a ellos para investigar temas de estos, lo que pasa es que ahí sí que hay mucha gente que está muy implicada en este tema y encuentras gente totalmente refractaria que cuando hablas del tema salen disparados y otras que no. La semana pasada estuvimos documentando una fosa que queremos hacer en el Pirineo y cuando llegamos al pueblo y nos pusimos a hablar con dos hombres mayores y nos dieron todos los datos que sabían, pero encuentras muchas partes de la sociedad que no quieren saber nada

- ¿Cree que esta situación cambiará con las nuevas generaciones, tal vez con los nietos?

- Sí, pero hay que cambiar la educación también, porque los cuarenta años del franquismo machacón echando hacia los rojos todos los males del mundo hay que revertirlo desde la democracia con mucha más fuerza de lo que se ha hecho. Se han hecho intentos pero hay que cambiar el sistema educativo para revertir este tema

- Con estos trabajos los medios de comunicación de alguna manera también se hacen eco y ayudan a sensibilizar, ¿no?

- Sí, esto una de las cuestiones por las que se hace, aparte de entregarles a la familia que lo ha solicitado los restos de su pariente, sirve para recordar que en este país hay miles de fosas sin abrir y que es un tema que está ahí, que hay mucha gente que sigue buscando a su familia, y en cuarenta años de democracia no se ha resuelto. Vale que en la transición no se pudiera meter mano a este tema por los problemas que había, pero cuarenta años después está la democracia suficientemente asentada para que se apoye, porque además las familias no buscan ni ninguna revancha ni nada, solo buscan a su familiar para llevarlos a un sitio y enterrarlos con su abuela, y que por lo menos en el cementerio vuelva a reunirse con su esposa. Cuando vas a una exhumación nadie pide otra cosa, solo quieren recuperar los restos, lo que pasa es que es muy problemático y hay partidos que no quieren saber nada, y si le quitamos la financiación no se puede hacer nada, lo que pasa es que sigue habiendo gente que aunque sea con pocos medios o con voluntarios, intentar seguir haciéndolo para que se vea que sigue este tema adelante.

Autor:F.J.M. Teruel