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“En Cuba he aprendido que vives mejor si aprendes a hacerlo solo con lo esencial”

La turolense Susana López con dos pequeños cubanos, durante el viaje de voluntariado que realizó en 2015

Susana López fue la protagonista del ciclo Monrealeros por el Mundo que este viernes llevó a los asistentes hasta la punta occidental de Cuba.

Susana López fue la protagonista del ciclo Monrealeros por el Mundo que este viernes llevó a los asistentes hasta la punta occidental de Cuba. La maestra natural de Monreal del Campo, que actualmente trabaja en la escuela de adultos de Montalbán, compartió su experiencia como voluntaria en un proyecto de cooperación con la isla antillana. Una experiencia que recomienda y que le ha hecho replantearse algunos puntos de vista.

- ¿Cómo surgió la idea de participar en un voluntariado en Cuba?

- Siempre había querido hacerlo aunque no me había decidido y tampoco quería marcharme sola, por mi cuenta. Pero el año pasado conocí por internet AIPC Pandora, una asociación que organiza este tipo de viajes, y me inscribí en un grupo de diez personas de toda España.

- ¿En qué consistía el proyecto de voluntariado?

- Duró tres semanas en julio de 2015 y tuvo lugar en Puerto Esperanza, cerca de Pinar del Río. Consistía en trabajar con niños y adolescentes en un intercambio cultural. La filosofía no era ir a enseñar cosas, porque eso implica pensar que eres superior culturalmente, sino un intercambio de experiencias. Tú aportas cosas y ellos te aportan a ti.

- ¿Qué clase de actividades desarrollaban?

- Antes de partir hacia Cuba hicimos un pequeño curso formativo y después, todavía en España, programamos entre todos las actividades. Con los chavales más pequeños hacíamos trabajos artísticos, pintura, juegos populares... cosas relacionadas con su cultura pero también mostrándoles cosas de la española. E hicimos muchísimas actividades de música y baile. Los niños cubanos son absolutamente creativos y ninguno tiene la vergüenza o el bloqueo que sufren los jóvenes en España.

- ¿Ycon los más mayores?

- Con ellos preparabamos talleres sobre música, baile, cine... Hicimos varias actividades y proyectamos películas sobre violencia de género, machismo u homofobia, a través de teatro social. El proyecto se denominaba La Camorra, que es un barrio de allí, y básicamente se dirigía a niños y jóvenes que no tienen casi acceso a actividades de ocio.

- ¿Por qué?

- Porque en Puerto Esperanza parece que se haya parado el tiempo. Hay pocas cosas que hacer aparte de ir al muelle y mirar el mar. La gente se desplaza en caballo, ara con bueyes quien los tiene y ni siquiera hay tiendas donde comprar chucherías.

- ¿Y cómo se las apañan?

- Los cubanos son maestros de la improvisación, y me han enseñado que se puede ser muy feliz sin todo lo que tenemos aquí. Quise comprarle unas gafas de bucear a un chico porque era su cumpleaños, y no pude porque no las vendían en muchos kilómetros a la redonda. Así que mi regalo fue pasar toda la tarde con él, y le encantó. Y cuando ellos querían regalarte algo, se sumergían en el agua y te sacaban una estrella de mar. Tal cual.

- Lo malo es que no es un estilo de vida que hayan elegido...

- Tienen muchas limitaciones. La cultura cubana es maravillosa y el amor que sienten por su patria increíble. Al contrario que en España, todos se sienten orgullosos de su país. Pero son críticos por su falta de libertades, aunque no se hable de forma completamente abierta. Les encantaría viajar y no lo tienen tan fácil. Y no tienen acceso a muchas cosas... en la tienda de Puerto Esperanza había arroz, sandalias y poco más. Sin embargo a nadie le faltaba una casa, no hay desahucios y no son tan dependientes como nosotros de las posesiones materiales, aunque sea casi por obligación. Son felices y lo único que echan de menos es más libertad.

- ¿Recomendaría la experiencia?

- Absolutamente. A mí me ha servido para ver que las personas somos iguales aunque nuestras circunstancias sean muy distintas. Si hiciéramos algo por entendernos en lugar de prejuzgarnos nos iría bastante mejor a todos. Y también he aprendido que se vive mejor si aprendes a hacerlo solo con lo esencial. Ellos lo hacen todo el año y no son ni mucho menos infelices.

Autor:Miguel Ángel Artigas Gracia Teruel