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“El problema de España es la colonización de las Administraciones por los partidos”

 Ángel Dolado, magistrado juez decano de Zaragoza

El magistrado juez decano de Zaragoza, Ángel Dolado, considera que la Justicia es un garante de la democracia y que debería estar por tanto suficientemente dotada económicamente por la Administración.

El magistrado juez decano de Zaragoza, Ángel Dolado, considera que la Justicia es un garante de la democracia y que debería estar por tanto suficientemente dotada económicamente por la Administración. Dolado participó la semana pasada en la jornada de formación celebrada en Teruel dirigida a los jueces de paz.

- ¿Cuál es la situación real de la Justicia hoy día en España, donde buena parte de la información gira hoy en torno a noticias judiciales? ¿Qué está pasando?

- Yo siempre lo he dicho, en estos momentos la ciudadanía tiene confianza en la Justicia y en que los procedimientos en penales acaben, se les juzgue y obtengan una sentencia condenatoria o del tipo que sea. Y?en eso tenemos que creer. Los jueces somos el último bastión, la última frontera en la garantía de los derechos de todos los ciudadanos, y eso hay que confiarlo en que los jueces a nivel de calle son totalmente independientes.

- ¿Y tienen suficientes medios para hacer su trabajo?

- No. En los dos últimos años, como juez decano, hemos planteado 57 medidas para combatir la corrupción y agilizar los trámites de la Justicia. De las 57 medidas, solo se han acometido en reformas legales 4; no en cambio lo que necesitamos. Necesitamos por ejemplo que en materia de instrucción estemos apoyados por peritos informáticos, peritos contables, inspectores de Hacienda, inspectores de Trabajo, elegidos o designados no por el gubernativo sino por los propios jueces. Necesitamos igualmente duplicar la planta de jueces para ser eficaces, pero esto no se acomete, no hay voluntad política de acometer esa reforma.

- ¿Por qué creen que no hay esa voluntad política?

- Porque en estos momentos el problema que tiene España es la colonización por parte de los partidos políticos de todas las Administraciones, y también la propia de Justicia.

- ¿No se respeta la independencia?

- Yo estoy convencido de que no, pero entendiéndolo en el sentido de que no es que no podamos hacer nuestros trabajos, sino que no lo podemos hacer de forma eficaz porque los que nos tienen que poner los medios no quieren, deliberadamente o no, ponerlos en funcionamiento, porque saben que nosotros seremos lentos, pero que al final llegamos, concluimos los asuntos y condenamos. Y entonces para eso hay que apostar por ello.

- ¿Cómo se puede cambiar todo esto?

- Pues regenerándonos nosotros mismos, dando un principio de oportunidad a la ética. Hay que hacer una transformación ética a todos los niveles, y hoy creo que lo que se está jugando es la propia democracia. Si no se apuesta presupuestariamente en Justicia, no me creo ningún programa electoral que diga que quieren regenerar la sociedad española.

- ¿Esto pasa también en otros países de nuestro entorno europeo?

- Sí, el caso más emblemático, todavía a peor, lo hemos visto por ejemplo en Italia. El proceso de Berlusconi, lo que se diferencia de España, en Italia, es que prescriben los asuntos durante la tramitación de las causas. Eso al menos en España no sucede, pero sí que obtienen rentabilidad los condenados porque las penas, si los asuntos se dilatan mucho en el tiempo, son, generalmente, ridículas, porque se les aplican beneficios penitenciarios de muchos años de descuento. Pero en cambio, sí que hay otros países, generalmente los países nórdicos, que tienen más jueces y tienen además un sistema procesal más eficaz y, sobre todo, se produce lo que es la reparación del daño. Yo creo que en este país nadie debería obtener las suspensiones de la pena, la que sea, si no han reintegrado íntegramente las responsabilidades civiles que han dimanado de los delitos.

- ¿Tendrían que ser los países del norte los de referencia en materia de Justicia para países como España?

- Yo creo que sí. Hay figuras como por ejemplo la de potenciar al delator, es decir a alguien que haya tenido una participación indirecta y que sea una garganta profunda, a la que luego hay que garantizarle prácticamente una exoneración de penas o una pena muy pequeña. Hay que modificar también en las leyes lo que se denomina una presunción de propiedad, es decir, si alguien en el entorno de determinados delincuentes ha tenido unos incrementos patrimoniales y no puede probar la fuente de financiación para obtenerlo, debería haber una presunción de que no es privativo de esa persona en la legislación. Ocurre en otras legislaciones europeas, pero en España no sucede.

- Aquí al delator se le persigue.

- Aquí al delator no se le trata bien. En el caso de La Muela, un pobre hombre, testigo esencial, que en principio fue testigo protegido, la conclusión a la que ha llegado el día del juicio es que no lo volvería a hacer, porque ha quedado claramente desprotegido del órgano estatal. Es evidente. En el sistema americano esto es mucho mejor. Al que es el delator, la garganta profunda, incluso si es necesario se le debe garantizar de por vida su subsistencia económica, porque lo que está en juego es mucho más importante que incluso la propia pena que se podría imponer a esa persona.

Autor:F.J.M. Teruel