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“Una masía del Jiloca tenía muchas más hectáreas al ser una explotación de secano”

Pilar Edo, durante la realización del inventario, en la Masía Montecillo de Ojos Negros

Pilar Edo es historiadora y técnico de Patrimonio y realizó un inventario sobre las masías del Jiloca junto a Emilio Benedicto para el Centro de Estudios del Jiloca (CEJ).

Pilar Edo es historiadora y técnico de Patrimonio y realizó un inventario sobre las masías del Jiloca junto a Emilio Benedicto para el Centro de Estudios del Jiloca (CEJ). A las 20 horas de hoy ofrecerá una charla en la Sala Lapayese de Calamocha sobre el hábitat disperso con la que se completa la exposición Masada. Signos.

¿Cuándo hizo el inventario?

- En el año 2009-2010, fue un año de trabajo, cuatro meses de trabajo de campo y el resto inventario de campo y estudio de datos de campo.

- ¿Cuántas se contabilizaron?

- Se localizaron 261 elementos de hábitat dispersos, masadas, ventas, caseríos y torres relacionados con formas de vida rural pero muy relacionada con explotación agrícola y ganadera y como complemento forestal. Todas tenían alrededor un territorio para cultivar y arbolado para aprovechamiento forestal.

- ¿En que estado están?

- Unos 155 están en distinto grado de conservación pero bien. El resto se podría considerar como elementos desaparecidos, solo quedan restos en la toponimia. En muchos casos se ha conservado la paridera u otra construcción para proteger el ganado de las tormentas.

- ¿Qué diferencias hay entre las masadas del Jiloca y la de otros lugares?

- En todos los sitios eran muy parecidas, no dejan de ser explotaciones agropecuarias que funcionan de forma autónoma y están alejadas. Pero debido a las particularidades geográficas y a las formas de explotación de la tierra cambian mucho de unos lugares a otros. La tipología constructiva está adaptada a la meteorología y al clima y los materiales de construcción cambian. Tampoco es lo mismo acceder a una masada en Maestrazgo o Gúdar-Javalambre que en el Jiloca, donde pese a estar alejadas del núcleo urbano en media hora o tres cuartos podías llegar andando. La densidad aquí es inferior a otras zonas de Teruel, pero es que la geografía es completamente distinta y una masía necesita muchas más hectáreas porque son extensiones de secano. Desde una masada en el Maestrazgo ves otra, es otro paisaje y otra forma de producción.

- ¿Cuántas hectáreas tenía cada explotación de media?

- Es imposible saberlo, hemos estudiado la masada como lugar de vivienda y explotación pero la propiedad de terrenos alrededor es difícil de conocer porque ha habido divisiones posteriores con las herencias y cambios de propiedad. Sí sabemos que con un par de caballerías se podrían labrar 10-12 hectáreas y creemos que las de aquí tendrían de esa cifra hacia arriba, pero había gente muy rica que tendría muchas más.

- ¿El hecho de vivir en medio del campo influye en la forma de ser de las personas?

- Sí, algo sí influye, pero no sé hasta qué punto. Mucha gente que vivía en las masadas no era de forma permanente sino temporal, en siega y siembra.

- ¿Los propietarios vivían en el campo en el Jiloca?

- El sistema de propiedad aquí es peculiar, había masadas en las que los propietarios vivían y explotaban, pero había muchas que estaban en manos de una persona rica que dejaba la vivienda y tierras a una serie de aparceros, que hacían de criados y pastores y vivían en ellas. Hemos podido comprobar que en Calamocha había hasta 9 masías que eran propiedad de la misma persona, grandes familias como los Catalán de Ocón, los Marina o los Rivera. Las grandes casas solariegas que se conservan en Calamocha y Monreal, donde ellos vivían. Tenían una serie de arrendatarios o medieros que eran los que trabajaban y le daban la mitad de la producción al señor, que no se veía en nada.

- ¿Cómo eran los edificios?

- Son construcciones muy bonitas, un monumento a la arquitectura popular de la zona, emplean adobe, mampostería, tapial. Son construcciones populares, pero en el algunas hay galerías de arquillos, arcos apuntados, algún elemento destacado como una pequeña ermita o capilla. En cuanto al tamaño hay de todo, se adaptan mucho al territorio donde están, a la geografía y a los materiales de construcción de la zona, hemos encontrado masías enormes, de más de 100 metros cuadrados por planta y tres plantas y otras muy pequeñas con cocina, sala y un dormitorio.

- ¿Queda trabajo por hacer sobre las masías del Jiloca?

- Queda recoger el patrimonio inmaterial de la gente que vivió en ellas, recoger testimonios orales de esas personas mayores, algo se hizo con el inventario, pero muy poco.

Autor:M. Cruz Aguilar Teruel