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“La compra-venta no deslegitima el arte porque los artistas tienen que comer”

La obra del artista Enrique Radigales, quien recibió el premio ‘El arte no tiene techo’ de Land Rover Gallery

Un grupo de cinco alumnos de Bellas Artes de Teruel asistieron ayer a la inauguración de la feria de arte ARCO de Madrid, acompañados por la profesora de la asignatura Instalaciones Holga Méndez.

Un grupo de cinco alumnos de Bellas Artes de Teruel asistieron ayer a la inauguración de la feria de arte ARCO de Madrid, acompañados por la profesora de la asignatura Instalaciones Holga Méndez. Se vivió una jornada especial, ya que en la inauguración de la 35ª edición de la feria comercial acudieron los Reyes además de numerosas personalidades de la política y la cultura.

Este año Arco presenta más propuestas de pintura y escultura y menos instalaciones que en anteriores ediciones. Es un tipo de arte más dirigido a la venta, que permite hacerse una idea de que el mercado del arte ha recuperado la vitalidad que se había resentido tras unos años muy marcados por la crisis.

El viaje a la feria está planteado como una actividad complementaria a la formación del grado de Bellas Artes. Los alumnos han aprovechado su estancia en Madrid desde el pasado miércoles hasta el domingo para visitar las Galerías de Arte de Doctor Fourquet, Alcalá 31 o las exposiciones de dos de las profesoras de Bellas Artes en Teruel, María Covadonda Fernández y Soledad Córdoba, que se exponen en la feria Just Madrid.

Clara Pellejer, una de las alumnas turolenses, hizo una valoración positiva de ARCO, aunque puso de manifiesto esa tónica más mercantil de esta edición. "En 2010 tuve ocasión de visitar la feria y había piezas más impresionantes, llamativas y surrealistas", explicó. "En la asignatura de Instalaciones estamos acostumbrados a un arte más vanguardista, pero no hay que olvidar que esta es una feria dirigida a la venta".

El fenómeno de la compra-venta en ocasiones parece no casar bien con el propio concepto de arte. Sin embargo la estudiante Clara Pellejer tiene claro que lo de por amor al arte es un lugar común y que el hecho de ser vendido y ser comprado no lo deslegitima ni devalúa:?"A todo artista le gusta hacer arte por el arte. Pero los artistas también necesitamos comer", ríe Pellejer. "Para quien afronta el arte desde el ámbito profesional esto acaba siendo como cualquier trabajo, y los trabajos hay que venderlos. Unos lo harán por más y otros por menos, pero un artista tiene que vender para vivir".

Este año en ARCO hay piezas cuyo precio alcanza cifras absolutamente estratosféricas. Una de las más destacadas es la pintura de Antonio López Mujer en la bañera, de la Galería Marlborought, valorada en 2.500.000 euros. La pintura se exhibe junto a otra del mismo autor, pintada en los años 70, que alcanza el precio de 1.900.000 euros.

Puede parecer una barbaridad, pero Clara Pejeller relativiza el impacto de estas cifras: "Cuando una obra de arte vale millones de euros hay gente que se escandaliza, pero quizá no tiene en cuenta que esos mismos millones, o muchos más, son los que se le pagan a un deportista por jugar al fútbol. Todo depende del valor que quieras darle al dinero".

"A este respecto hay otro problema", matiza la estudiante de Bellas Artes en Teruel. "Tú puedes estudiar Bellas Artes y no verte como un artista, porque te mueves en otros ámbitos como el diseño. Pero en general los estudiantes valoramos muy poco nuestro trabajo, nos consideramos muy lejos todavía del mundo. Por eso a veces también nos parece muy caro el arte".

Desde luego a estos precios el arte necesariamente es elitista. Aunque por su propia naturaleza, en opinión de la turolense puede que todo el arte contemporáneo lo sea, y no precisamente por su precio: "El problema del arte contemporáneo es que no está pensado para muchos espectadores, sino para un espectador concreto y muy especial. Uno que es capaz de apreciar una obra, compararla al menos con otros tres autores, que es capaz de contextualizarla y conocer al menos parte del trabajo teórico que se esconde detrás".

Como cualquier apasionado de las vanguardias, Clara Pellejer aborrece el manido "esto podría haberlo hecho mi hijo de cuatro años" que en ocasiones enmascara desidia o ignorancia. Según la estudiante, "detrás de un vaso de cristal lleno de agua hay mucho trabajo teórico", subraya Clara Pellejer. "Pero para apreciarlo debes entender y sentirte interesado por el arte conceptual". "Y si no te interesa tampoco pasa nada", matiza. "En Bellas Artes hay mucha gente interesada en pintar bodegones y es muy feliz con ello".

Autor:Miguel Ángel Artigas Gracia Teruel