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¡Los belgas no son invencibles!

Bugallo y Fran Ruiz tratan de bloquear un balón en el partido de ayer en Los Planos..

"Sí se puede, sí se puede". Pocas veces los gritos de ánimo de la afición han sido a la vez tan acertados y tan erróneos. El CAI Teruel rozó la proeza con la punta de los dedos, pero al final, la realidad, a veces tozuda como anoche, se empeño en ponérselo difícil a los turolenses.

"Sí se puede, sí se puede". Pocas veces los gritos de ánimo de la afición han sido a la vez tan acertados y tan erróneos. El CAI Teruel rozó la proeza con la punta de los dedos, pero al final, la realidad, a veces tozuda como anoche, se empeño en ponérselo difícil a los turolenses.

El Knack Roeselare jugará el próximo 3 de marzo con dos bazas a su favor: la ventaja adquirida anoche en Los Planos y el factor cancha. Dos obstáculos más que podrían hacer que si el CAI remontase de nuevo la eliminatoria, igual que ocurrió con el equipo francés del Cannes, la hazaña adquiriese tintes míticos, mientras todavía resuenan las voces de la afición gritando "sí se puede".

El partido tuvo todo el sabor de las grandes tardes de voleibol vividas en Los Planos, en las que el CAI Teruel logró poner de pie a los más de dos mil espectadores que asistieron entregados al encuentro.

Los de Charlie Carreño vivieron una noche en progresión, una epifanía voleibolística en la que su juego fue aumentando de calidad mientras el pundonor, la rasmia, hacían posibles jugadas imposibles.

El primer set comenzó con una ligera ventaja local. El CAI se adelantó con 2-0 gracias a las manos de Fran Ruiz y Cory Riecks. Pero no más que un espejismo. En seguida, Verhanneman se encargó de igualar el marcados con dos saques letales. Los dos primeros de muchos servicios flotantes que, sobre todo en los primeros compases del encuentro, despistaron a la recepción aragonesa.

Mediado el set, Carreño sentó a Folguera y dejó la organización de las jugadas a Dmytro, quizás buscando un cambio de ritmo para evitar que la estrategia belga terminase anticipándose en todos los ataques. Sin embargo, el central Van De Velde demostró su potencial en todas las facetas del juego, rematando, bloqueando y sacando y, sobre todo, desesperando a los centrales del CAI. Mediada la primera manga, los belgas habían logrado abrir la mayor brecha del partido. Seis puntos que al final resultaron demasiados, y que pese a la remontada incipiente del CAI, terminó dando el primer set al Roeselare.

Al saltar los jugadores del CAI de nuevo a la cancha, el líbero Vinicius se esforzaba en levantar la moral de sus compañeros. Y vaya si lo consiguió. Poco a poco, el CAI iba encontrándose cómodo ante un rival de la entoldad de los belgas, que hicieron gala de un potencial espectacular y de una efectividad poco vista en Lo Planos, y que sin embargo, volvieron a encarar la segunda manga por debajo en el marcador. El equipo visitante, que llegaba a Teruel de ganar la Copa belga, tomó la iniciativa en el marcador, pero no lograba despegarse del CAI, que como in martillo pilón golpeaba una y otra vez hasta que encontraba alguna fisura en el bloqueo o en la recepción de su enemigo.

Y de nuevo Carreño optó por mover el banquillo. Sentó a Barcala, que ayer estuvo eclipsado por el bloqueo belga, incapaz de superarlo, y dio juego a Fitterer. También sentó a Folguera para que Dmytro impusiera otro ritmo. Y durante unos puntos la fórmula funcionó.

Pero lo que ayer funcionó de forma sobresaliente fue la recepción naranja. La línea zaguera del CAI logró levantar balones imposibles, y aunque muchos de los remates contrarios se estrellaron contra el suelo, fueron más, muchos más, los que se levantaron de forma casi milagrosa.

Sin embargo, la realidad se empeñó en su crudeza y un nuevo final de set de infarto (el primero de varios) volvió a dejar caer la manga del lado visitante.

El partido parecía abocado al 0-3, pero de nuevo, los de Carreño encontraron una ambición inacabable y con Riecks enchufado el CAI logró adelantarse de cuatro puntos en los primeros compases del tercer set. Una distancia que se mantendría durante la primera mitad de la manga gracias a los remates del americano, de Fran Ruiz y de Eric Scott, que sustituyó a Barcala en la derecha del ataque caista. Durante esos compases del juego, los puntos caían a ambos lados de la red, sobre todo gracias a la templanza que demostró el opuesto superando en destreza y picardía al bloqueo contrario.

Y si el final del set prometía emociones, dos discutidas decisiones arbitrales, condicionadas por los jueces de línea, añadieron un extra de picante que se saldó con una tarjeta roja para Claes. Y tras tantas emociones, el set se tintó de naranja. Uno a dos. Había partido.

En el cuarto, Carreño quiso asegurar y decidió dar juego a Altayó, que arrastraba problemas en una rodilla pero que ya se entrenaba casi con normalidad. El tándem Folguera-Altayó comenzó a sumar puntos por el centro de la red, salpicándolos con destellos de Riecks y Fran Ruiz, que se reencontró con su estilo de juego, y Fitterer, que ayer demostró cómo se crece con las dificultades.

El CAI se convirtió en un frontón. Llegaba a todo, levantaba todo y bloqueaba todo, y solo la calidad individual de algunos jugadores mantenía las cifras parejas. Tan parejas que se llegó al tie break en una igualdad que se prolongó hasta el punto 32. El balón se estrelló contra el bloqueo y botó en suelo naranja.

Cayó el tercer set para el Roeselare, mientras el eco del pabellón repetía entre aplausos los gritos de "sí se puede". Dentro de quince, turolenses y belgas se verán las caras de nuevo.

Autor:J.L.R. Teruel