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“La AECC y el voluntariado hacen que aflore lo mejor de mí”

La voluntaria Consolación Polo, en la sede de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) en Teruel

La Asociación Española contra el Cáncer (AECC) sostiene que los programas de apoyo y acompañamiento son sus pilares más significativos por su consolidación y trayectoria.

La Asociación Española contra el Cáncer (AECC) sostiene que los programas de apoyo y acompañamiento son sus pilares más significativos por su consolidación y trayectoria. Mantiene asimismo que la labor desinteresada de voluntarios y colaboradores hacen posible el desarrollo y el mantenimiento de sus proyectos y servicios.

La Junta Provincial de Teruel de la AECC cuenta con 440 socios, de los que 50 se dedican al acompañamiento de enfermos y familiares, y que el año pasado atendieron a 1.200 personas, para lo que cuenta con convenios de colaboración con los hospitales Obispo Polanco, San José y Comarcal de Alcañiz.

Una de ellos es Consolación Polo, voluntaria desde 1999, y que desde hace doce años acompaña a los enfermos que reciben quimioterapia en la Unidad de Oncología del hospital Obispo Polanco. Ella mantiene que esta actividad la transforma y hace que aflore lo mejor de sí misma.

- ¿Desde cuándo forma parte de la AECC?

- Desde 1999, cuando abrieron un despacho en el Obispo Polanco. En principio, no quería el contacto con enfermos porque no me consideraba válida ni que estuviera preparada para ello por haber tenido casos en mi familia. Pensé que aquello era una puerta abierta para el público en el hospital cuando alguien iba a demandar ayuda, pero había menos responsabilidad. Empecé allí y estuve unos cuantos años. Aquello tardó mucho en llegar a la gente, que no sabía que existía el despacho.

-¿Y cómo decidió pasar a acompañar a los enfermos?

- En las reuniones con la coordinadora general de voluntariado, Merche Castellote, un día me dijo: "¿porqué no vas a quimioterapia?". Volví a no sentirme válida, a pensar que no estaba preparada, pero creí que si Merche confiaba en mí, no la podía defraudar. Me lo propuse como reto. Probé y me gustó y estoy allí desde hace doce años.

- ¿Cuáles fueron sus motivos para hacerse voluntaria?

- En principio, no tenía idea. Fue una amiga la que me habló de hacernos voluntarias, y me asaltaron muchas dudas: el compromiso, el sentirte válida o no, y si podía aportar algo. Tenía tiempo libre y decidí que podía dedicarlo a ayudar a alguien.

- ¿Y que ha aprendido en estos 17 años?

- En la asociación ahora me siento válida, integrada en un grupo y valorada. La asociación y el voluntariado hacen que aflore lo mejor de mí. El contacto con los enfermos en el hospital de día saca lo mejor que hay en mí. A lo mejor, si alguien me viera en el trato con los enfermos a los que acompaño dos días a la semana no me reconocería porque yo soy una persona más bien tímida, un poco introvertida, con un poco de sentido del ridículo. Y allí te das, te abres.

- ¿Qué necesitan los enfermos en ese momento?

- Quimioterapia es una unidad especial, aflora en el ambiente y el trato. Ellos necesitan una sonrisa, un gesto, cercanía. Simplemente tocarle la mano a veces es suficiente.

- ¿Y los familiares?

- También, igual, pero sobre todo el enfermo, porque precisamente la familia no siempre puede entrar por motivos de espacio.

- ¿Qué le diría a las personas que está valorando hacerse voluntarias?

- Lo que decimos siempre, que das algo que te sobra, que es tiempo, y recibes mucho más, porque la satisfacción, el sentirte útil y válido, no tiene comparación con lo que tu das.

- El voluntariado en Teruel, ¿está integrado adecuadamente con las unidades que tratan a los enfermos oncológicos?

- Yo me siento valorada e integrada en la unidad y con la gente con la que trabajo porque me lo hacen sentir así. Quizá en otros hospitales no esté tan integrado o lo esté de distinta manera, pero eso no lo puedo valorar. Para hacerte voluntario nos hacen cursillos y tenemos seguimiento por parte de la psicóloga.

- En todo este tiempo, ¿ha tenido momentos de flaqueza?

- No, porque aquello engancha, y aunque te levantes y no te encuentres bien y tengas ganas de quedarte en la cama porque tienes ciática, aquello te tira y te vas. Hasta aquí no he sentido momentos de flaqueza o que a mí me afecte porque ya se que es como un trabajo y que hay que dejarlo fuera. No podrías estar si aquello te influyera, aún habiendo tenido experiencia en tu propia familia, porque también lo he vivido de cerca.

- ¿Hace falta tener cualidades especiales?

- Nos forman para eso, aunque cada uno lo enfoca de una manera. El carácter de cada uno también influye, pero yo me transformo y allí me sale lo que no me sale en la vida diaria con otras personas.

Autor:Alicia Royo / Teruel